Quizás no exista otra manualidad, más difundida y ligada a los afectos que el tejido. Transmitido de abuelas a nietas, y madres a hijas; el ritual de tejer siempre estuvo conectado con un oculto deseo de envolver al ser amado y ya fuera para expresar cariño, o estar a la moda, creación artística o terapia, los métodos de fabricación actuales no han conseguido desechar o desvalorizar la dedicación o el sello del trabajo hecho a mano.
Si alguien te teje alguna prenda, o te obsequia algún producto de decoración es porque te ama. y si alguien compra un tejido a un emprendedor para obsequiarte lo también te ama. Porque ha dispuesto su corazón en algo único e irrepetible.
Valoremos el trabajo hecho a mano, porque esto posee dedicación tiempo y cariño. Con muchas horas de ensayo y error hasta llegar a la perfección.
Cada tejido va la pasión, corazón y alma del tejedor entrelazado entre las tramas del diseño, para ti.
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