jueves, 29 de octubre de 2020

Sombrero de bruja


Si alguna mujer tuviera que caminar por una calle llena de gente llevando un sombrero oscuro de forma cónica, los transeúntes que la vieran no tendrían ninguna duda sobre su identidad. Obviamente, se trataría de una bruja. Aunque resulte tan obvio en la actualidad que el sombrero puntiagudo es un símbolo de brujería, sus orígenes como tal son asimismo y de forma evidente muy difíciles de rastrear. Los sombreros cónicos cuentan con una larga historia en la forma de vestir de todo el mundo; sin embargo, no fue hasta la hegemonía del cristianismo en la época medieval, en la que el término “brujería” adquirió un significado nefasto, cuando un símbolo así se convirtió en algo necesario.

Los orígenes del sombrero de bruja tal como se muestra hoy es discutido. Una teoría es que la imagen procede del : antisemitismo en 1215, el IV Concilio de Letrán emitió un edicto por el que todos los judíos debían identificarse con un sombrero, un gorro apuntado llamado: Judenhat. Potencialmente, este estilo de sombrero se asoció luego con la magia negra, la adoración a Satanás y otros actos de los cuales eran acusados los judíos.

Lo trágico de esta historia es que, como cuenta Debra Higgs Strickland, autora del libro Saracens. Demons y Jews : Making Mosters in Medieval Art, los judíos eran obligados a vestir con prendas y colores específicos para que fueran reconocidos de entre la multitud, ¿te suena familiar?

Entre ellos estaban los sombreros amarillos o el pileum cornutum.

Como eran considerados herejes, era común que recibieran acusaciones de brujería. Ocasionalmente los judíos terminaban en la hoguera.

Hay relatos que hablan sobre el impuesto que debían pagar para tener un juicio justo "por ser judíos", pero con frecuencia terminaban sentenciados a muerte.

La otra teoría que existe es triste, pero incluye cerveza (Yaaay).

Esta hipótesis propone que el sombrero de bruja se originó del portado por las alewife británicas, mujeres que elaboraban cerveza en casa para su venta. Según esta sugerencia, sus sombreros obtuvieron connotaciones negativas cuando la industria cervecera, dominada por hombres, acusó a las alewives de vender cerveza diluida o contaminada. En combinación con la sospecha general de que ciertas mujeres con conocimientos de herbología trabajaban en un ámbito ocultista, el sombrero de alewife podría haberse asociado con la brujería.

Para preparar la bebida utilizaban un gran caldero (al que le debían su apodo) y diversas hierbas que le daban un sabor único. De hecho, durante muchas décadas hacer cerveza era considerado parte de las tareas domésticas de las mujeres.

Las brewsters usaban un sombrero negro y picudo para que pudieran reconocerlas como vendedoras de ale. También colocaban un palo de escoba afuera de sus hogares que anunciaba que la bebida estaba lista para quienes quisieran compra.

Con el tiempo, la preparación de esta cerveza se “profesionalizó”. Las compañías le añadían lúpulo para que durara más tiempo y saliera más espumosa, así podían obtener más ganancias: servían más espuma y menos producto.

Además comenzaron los ataques contra las brewsters. Las acusaron de brujería, y la "prueba de eso" era que utilizaban hierbas para darle sabor a la cerveza.

También se relacionaba a los gatos con estas mujeres porque ayudaban a que las ratas no se dieran un festín con las cosechas.

Algunos especialistas han apuntado que el uso del sombrero cónico para señalar a las brujas podría haber tenido su origen en una versión exagerada del hennin, un tipo de tocado medieval de forma cónica habitual entre las mujeres de la Edad Media. Aunque el hennin revelaba la pertenencia a la nobleza de la mujer que lo lucía, su popularidad durante la religiosamente convulsa época medieval, y la facilidad con la que las mujeres eran acusadas y condenadas por brujería por parte de hombres resentidos o mujeres celosas en aquellos tiempos, hacen que no resulte improbable que fuera entonces cuando el sombrero cónico empezara a asociarse a la brujería.

La prueba más evidente del uso de sombreros puntiagudos como indicativos de brujería probablemente provenga de la opinión de la Iglesia. En la época medieval se creía que tanto el clero como los devotos practicantes de la fe aborrecían el sombrero puntiagudo porque les recordaba a los cuernos del Diablo. Esta teoría se apoya asimismo en el hecho de que las brujas fueran consideradas seguidoras del Diablo desde la Edad Media hasta la época victoriana, ya que el personaje de la “bruja buena” no cobró fuerza realmente hasta el siglo XX.



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