Para sobrevivir, muchas mujeres han encontrado en el tejido su fuente de ingreso. Pero este el caso de un hombre. que se atrevió a dar un vuelco a su historia de vida.
En 2010, Patrick dejó su trabajo en un restaurante por desavenencias con los propietarios, dando por hecho que pronto encontraría un nuevo trabajo en algún otro lugar. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que encontrar ese nuevo trabajo no era tan fácil como pensaba, lo que lo llevó a una espiral de decadencia que lo dejó sin dinero y sin casa.
Vivía en el bosque. No tenía dinero, no tenía nada”, nos dice
Un amigo, que sabía lo aficionado que era Patrick a tejer, le sugirió la posibilidad de poder vender su trabajo por Internet. Su familia lo ayudó a comprarse una computadora y a contratar una línea de teléfono; él tejió un oso y lo puso a la venta en Etsy. En media hora, Patrick había vendido el oso y, así, había conseguido dinero suficiente para comprar alimentos básicos.
En los meses siguientes, Patrick siguió tejiendo y vendiendo sus ositos por Internet, gastando el dinero que ganaba en comprar materiales para seguir tejiendo, siempre aprovechando descuentos y ofertas de tiendas ,Tejer un oso lleva unas cuatro o cinco horas, y él dice que suele venderlos en una o dos horas desde que los pone a la venta en Etsy.
Patrick responde que "la gente adora los ositos. Es algo a lo que aferrarse y en lo que confiar en momentos de miedo y de soledad. Es algo que se desplaza de mi vida a la de quien lo compra, algo que puedes agarrar para decir ‘de acuerdo, vamos a solucionarlo entre todos’”.
Sigue vendiendo sus ositos en su página web, en Ravelry. Entre esos patrones, se encuentra uno que se llama “the teddy bear that saved me” (“el osito que me salvó”), es decir, el del primero que vendió.
“No creo que vuelva a pasarme aquello nunca más”, dice Patrick confiado. “Siento como si tuviera 15.000 amigos que estarían dispuestos a ayudarme”.
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